jueves, 23 de febrero de 2017

La espada de Caravaggio


Judit y Holofernes
de Michelangelo Merisi da Caravaggio

.pequeña conversación con el pintor tenebrista.

Parte II
[. . .]  Después de brindar efusivamente me ha retado a duelo y solo por comentar que la dirección de la sangre que brota del cuello del general Holofernes no es la correcta.
*Yo : Querido Michelangelo, si fuera una decapitación seca y contundente el recorrido que hace la sangre sería como lo has pintado, pero al ver el frágil brazo de Judit, y el ángulo desde donde mutila, solo me queda decirte, estimadísimo Caravaggio, que fue un golpe sucio y muy trabado, como si estuviera utilizando un serrucho desafilado para rebanar un trozo blandito de pan. Además, tal desafortunado tajo ya hubiera despertado al fornido general asirio, por más ebrio o sedado que esté. A no ser que la anciana judía que acompaña a Judit, lo volviera a sosegar con su pavorosa mirada, por cierto, qué mirada.
*Caravaggio : ¿Alguna vez te han decapitado?
*Yo : La verdad, no recuerdo.
*Caravaggio : Pues hoy te voy a enseñar el movimiento y la consistencia de la sangre, estimado Coquito. ¡Brindemos! ¡Salud! Y apura tu copa.  [. . .]







muge el plasmón entre las hojas

desde el temblor de mi espada
viertes dermis afiladas mis sombras
en su des
          agüe ilumina seca i transparente
lo que alguna vez te habitó : volverá en bruma
                                alguien acopia tus retazos
                                 que han de regar linfosos
                           una nívea flor nunca pintarás

                            alborea
todos somos Caravaggio
                      brindo de él i entierro fulgurante
                      su cabeza en una copa
                      a sol de umbria
                      ríen los metales